De repente sentía que no podía más.Sólo quedaban dos semanas para exámenes pero ¿Dónde estaban mis fuerzas en ese momento?
Desde luego que no pensé que a vísperas de los exámenes mi voluntad caería en picado.
"Tú no puedes con esto" "No te da tiempo" "Es demasiado temario" "Este quizá no es tu camino"
Mi mente comenzaba a convertirse en mi peor enemigo.Ya no habían factores externos que dificultasen mis estudios.Hacía una semana que mi trabajo había terminado y no veía la forma de mantener el mismo ritmo del principio.
"Ya te has metido en esto así que termina" "Si tú no sales de esta, nadie lo hará por ti"
"A veces ese pequeño esfuerzo que creas que es mísero puede cambiar totalmente tu final"
El miedo de repente comenzó a transformarse en un motor para enfrentarme a todo aquello que me esperaba.
Noches largas, insomnio, pruebas y más pruebas, escritas y orales.
Abro la puerta y allí me encuentro a un sinfín de alumnos en una cola inmensa.Fue en ese momento en que recordé lo que era tragar saliva en contra de mi voluntad.
"Qué tranquilos están" "¿Enserio soy una de las pocas que continúa con los resúmenes en la mano?"
Comenzaba el cara a cara.Allí estaba ese examen que llevaba esperando durante tanto tiempo. Aquello ya no era miedo sino puro nervio.
"Tendrías que haberla dejado para septiembre" "Dios, ¿Esto ahora a qué viene?""Bueno iré a por la respuesta más correcta"
Ese día fue el primero y el peor.Tras comparar resultados de otros años me di cuenta de que la palabra suspenso era poco.
"Haber haber, no te puedes fiar de tus cálculos""Deja de obsesionarte lo hecho, hecho está"
Y 4 días después sonó mi móvil, aquel mensaje tan inesperado que creía que llegaría más tarde.Había olvidado que tenía la App de calificaciones en funcionamiento.
"Un mensaje de la uned" "O Dios mío, están las notas de Ética y Deontologia" "No me lo puedo creer, he aprobado"